El éxito de una empresa no viene determinado por el capital o los recursos disponibles, sino por la adopción de buenas prácticas. La capacidad de adaptación de dicho negocio será fundamental para lograr los objetivos establecidos mediante las estrategias determinadas.
Con buenas prácticas empresariales nos referimos a cualquier acción que produce, en un determinado periodo de tiempo, una mejora en un producto, servicio o situación. Muy ligado al concepto de Responsabilidad Social Corporativa, es crucial, como directivos o gerentes, comprometernos con el entorno que nos rodea: proveedores, trabajadores, comunidad local en la que se desenvuelve el trabajo, medio ambiente… el enfoque stakeholder, del que hablaremos en próximas entradas. Sin embargo, queremos centrarnos en esta ocasión en la parte externa.